Épicos, documentales, conmovedores, disruptivos o simplemente curiosos, un centenar de live albums imprescindibles, de Johnny Cash a los Ramones
AGOSTO 9, 2024
Nacidos como una precaria tecnología de inmersión para que el oyente sea parte de una ceremonia, el disco en vivo fue redefiniéndose como un formato per se a inicios de los años 70. El live album dejó de ser el mero documento de un show para consolidarse como una obra tan válida como el disco de estudio: un presentador al comienzo; un primer track potente para establecer el tenor “viril” del vivo; canciones de catálogo en versiones alternativas; un gran final…
Antes de que la tecnología empezara a intervenir más fuertemente las grabaciones, a mediados de los ochenta, el disco en vivo era la expresión no adulterada de una banda. Muchos pasaron a la historia por este medio (MC5, Grateful Dead), otros aprovecharon su veta comercial (Smiths, Bowie); unos pocos (Miles Davis, Wire) exploraron su arista experimental. A continuación, presentamos 100 grandes discos que hicieron del formato una plataforma para recrear una experiencia única.
1. At Folsom Prison – Johnny Cash (1968)
Más que un disco, la creación de un mito. Johnny Cash les cuenta a los convictos de Folsom historias de asesinatos, de adicción y hasta alude a haberle disparado a un hombre en Reno para luego verlo morir. Intercambiando bromas con los presos, Cash construye aquí su imagen de outlaw, el Hombre de Negro, el ícono más áspero de la cultura popular y el kilómetro cero de las murder ballads.
2. Frampton Comes Alive! – Peter Frampton (1976)
Luego de una discreta carrera con The Herd y Humble Pie, Peter Frampton escaló los peldaños del estrellato hasta grabar este disco doble, el más vendido de 1976. Lo que muchos vieron como un pecado “comercial” otros siguen disfrutando en éxtasis, poniendo al taco hits como “Show Me the Way” y “Baby I Love Your Way” cada vez que sacan el auto a la ruta. Clásico de clásicos.
3. Sex Machine – James Brown (1969)
En marzo de 1970, por una disputa económica, James Brown perdía a su clásica banda y la reemplazaba por un joven grupo liderado por los adolescentes Bootsy (bajo) y Catfish (guitarra) Collins. Aquí, Brown cancela para siempre los bronces y manda al frente a los hermanos, cuyos sonidos angulares y contorsionados inauguran el funk moderno en el track que titula al disco.
4. Before The Flood – Bob Dylan & The Band (1974)
El regreso pleno de Bob a los escenarios no pudo ser mejor. Nada de nostalgia luego de ocho años de ausencia. La reinvención de viejos clásicos junto a los imprescindibles The Band es el modelo a seguir, práctica que no abandonará. Dylan suena desatado y dispuesto a inyectar ferocidad a sus páginas sagradas. La gente aúlla mientras el sexteto mayor revela que la canción nunca es la misma.
5. Made in Japan – Deep Purple (1972)
Pensado originalmente para el mercado nipón, Made in Japan gustó tanto que la Warner decidió editarlo en todo el mundo e iniciar la era dorada del disco live. La confianza de los Purple es absoluta, pura contundencia hard-rock sin sobregrabaciones ni retoques de estudio. Los 20 minutos de “Space Truckin’” todavía funcionan como una guía práctica para jóvenes metaleros.
6. Seconds Out – Genesis (1977)
En plena explosión punk, Genesis explica en vivo un presente que no extraña a Peter Gabriel y crece en un apabullante pulso rítmico, por momentos a dos baterías. Esta es la confirmación de la era de Phil Collins y también el último registro con la guitarra de Steve Hackett. “Supper’s Ready”, la majestuosa suite de 23 minutos, suena mucho mejor que la original incluida en Foxtrot.
7. It’s Alive – Ramones (1979)
La última noche de 1977, en el teatro Rainbow de Londres, la comunidad punk celebró su año fundacional con los padres de la bestia. Cuando el show terminó no quedaban butacas sanas, semejante carga de energía y locura produjo el mejor concierto de los Ramones con su formación esencial. Luego Tommy Ramone dejó de tocar la batería y nada volvió a ser igual para los pibes de Queens.
8. Rock N Roll Animal – Lou Reed (1974)
Las guitarras de Steve Hunter y Dick Wagner tardan tres minutos en dar a conocer los acordes de “Sweet Jane”, la banda que acompaña a Lou viaja del glam al hard-rock con total audacia. La idea es rescatar a The Velvet Underground, pero El Rey de Nueva York no cede a las exigencias de la compañía y expone la leyenda en estado de gracia yonqui. Una maravilla decadente en tiempo real.
9. Alive! – Kiss (1975)
Algo falló. El sonido ambiente era una bola de ruido blanco, pifies y unos cuantos acoples sumaban preocupación a la hora de mostrar el vivo de la fabulosa máquina pirotécnica. Como buenos alquimistas de la ilusión, los Kiss retocaron Alive! en el estudio, mucha chapa y pintura para crear un clásico del formato en vivo. El resultado es una obra maestra en el arte de la restauración.
10. MTV Unplugged in New York – Nirvana (1994)
Kurt Cobain transitaba un período de abstinencia cuando desenchufó al trío. La lucha contra el consumo de heroína lo mostraba frágil y desarmado. A contramano del formato de MTV, Corbain descartó los hits y eligió un mapa de referencias. Bowie, Meat Puppets, Leadbelly y The Vaselines trazan un inventario con tono de epitafio imperfecto, un nudo en la garganta que todavía duele.
11. Weld – Neil Young & The Crazy Horse (1991)
La mezcla de Weld dañó la audición de Neil Young, que ya venía estropeada luego del tour de Ragged Glory, su gran regreso al rock más visceral. En la antesala de la era grunge, el gigante canadiense escribió el abc del subgénero y amplió como nadie la rueda de colores junto a los desfachatados Crazy Horse. Basta escuchar “Mansion on the Hill” para ingresar a este sauna de lava eléctrico.
12. Live! – Bob Marley And The Wailers (1975)
No hubo bises, se colaron acoples y otras imperfecciones, pero las dos noches en el Lyceum de Londres llevaron el reggae a un nivel de visibilidad y aclamación planetaria. Tuvieron que abrir el techo retráctil del teatro para disipar las nubes de humo dulce y dejar que flotara otra forma de entender la cadencia. La versión de “No Woman, No Cry” será el primer himno de la nueva religión.
13. Yo no quiero volverme tan loco – Serú Girán (2000)
En la feria de Parque Rivadavia, Oscar Moro se topó con un casete de Serú grabado durante los conciertos de Navidad (1981). El resto de la banda quedó impresionado por la calidad de sonido y decidió editarlo sin retoques en un CD doble. Los shows del Coliseo incluyen varios temas de lo que sería el quinto disco de estudio de la banda y que terminaron en el debut solista de Charly García.
14. Paris – The Cure (1993)
La gira de Wish (1992) dejó dos discos en vivo, Show registra el tour norteamericano y Paris fue grabado durante el tramo europeo. Para los viejos seguidores, la escala en Le Zénith representa un repaso por los discos previos a Disintegration y la última oportunidad de escuchar la guitarra de Porl Thompson. Sólo la versión de “One Hundred Years” paga el precio del disco.
15. Exit… Stage Left – Rush (1981)
En la tierra media del hard-rock y los sonidos progresivos, Rush superó el trance de cambio de década gracias a los discos de The Police. Moving Pictures (1981) es su obra maestra y revela cómo pueden convivir los viejos temas del trío con bombas para radios universitarias: “Tom Sawyer”, “The Spirit of Radio” o “Red Barchetta” todavía respiran riesgo, exactitud y contundencia.
16. Live At The Isle of Wight – Leonard Cohen (2009)
Al quinto día del festival insular, después de varias acciones vandálicas producidas por un sector del público, Leonard Cohen salió a escena y se puso a cantar sus lentas canciones, que parecían aún más lentas. De pronto, renació la calma y a partir de ahí surgió un estado de comunión colectiva. El poeta hipnotizó a la multitud con los versos de “Bird on a Wire”.
17. At The Shea Stadium – The Clash (2008)
La noche del 13 de octubre de 1982, Joe Strummer y sus muchachos llegaban a NYC como teloneros de los Who y terminaron subiéndose al podio. La arenga de Cosmo Vinyl, las fotos con Andy Warhol y los 50 minutos de dinamita escénica forman el diario de conquista de una auténtica fuerza de choque. Veinticinco años después, el pirata más buscado se convirtió en disco oficial.
18. Under a Blood Red Sky – U2 (1983)
El título anuncia una tragedia, pero es más bien una coronación. Producido por Jimmy Iovine, estas ocho grabaciones fueron tomadas durante la gira de presentación de War. Los irlandeses llevan su dinámica bautista hasta su primera gran escala y el gusto a sangre les queda en la boca. Estaban listos.
19. If you want blood you’ve got it – AC/DC (1978)
Grabado en el Apollo Theatre de Glasgow, este disco registra esa clase de show al que todos desearían haber asistido… pero estaban en cualquiera. A juzgar por la libido, Bon Scott vaya si estaba vivo, pero los hermanos Young aún no escribían Highway to Hell. La banda, por lo demás, ya suena como una piña atrás de otra.
20. Waltz For Debby – The Bill Evans Trio (1962)
No sólo la Piedra Roseta de la gloria del pianista, sino de todo el sistema del trío, está detrás de esa silueta romántica. Ahí, durante las sesiones en el célebre Village Vanguard, estos tres tipos (Evans, el bajista Scott LaFaro y el baterista Paul Motian) encontraron algo y lo soltaron. LaFaro murió sólo diez días después.
21. Live Killers – Queen (1979)
Entre los fanáticos más veteranos de Queen, Live Killers supera por varios cuerpos a Live at Wembley ’86. Concebido como un Greatest Hits en directo, el disco doble rescata momentos rutilantes del tour europeo de 1979. Aun sin sintetizadores y con Jazz como disco a promocionar, el set es una delicia de arrogante glam-rock, vigor heavy y baladas como “Love of My Life”.
22. Nocturne – Siouxsie & The Banshees (1979)
Robert Smith puso a The Cure en lista de espera y corrió a los brazos de Siouxsie Sioux. En 1983, los Banshees eran una de las mejores bandas del planeta y tocar con ellos era un privilegio. Rock gótico en el Royal Albert Hall, la fanfarria que precede a “Israel” se adueña del espacio, pesadillas infantiles con rock de guitarras y postales de Los Beatles en un infierno que resulta encantador.
23. The Concert For Bangladesh – George Harrison (1971)
Cuando Ravi Shankar llamó alarmado a George Harrison para que lo ayudara a plantear una acción benéfica por el drama de Bangladesh, el guitarrista no dudó. Movió sus influencias y llenó en una misma noche dos funciones en el Madison Square Garden, en lo que se recuerda como el primer megaconcierto solidario de la historia. Ringo Starr, Eric Clapton y Bob Dylan acudieron a la cita.
24. Stage – David Bowie (1978)
The Thin White Duke en su máxima expresión escénica. La gira de estreno de Low y Heroes no fue lo que los fans esperaban. Apenas algunas alusiones a Ziggy Stardust, el resto viajaba hacia un nuevo lenguaje musical. Tony Visconti mezcló el audio del público muy bajo, especialmente en los temas instrumentales, porque se oían abucheos. Aún es posible volver al futuro escuchando Stage.
25. Roseland NYC Live – Portishead (1998)
Todo lo que es escucha en Dummy, ese atrapante film noir mezclado con ecos de jazz y la cruda interpretación vocal de Beth Gibbons, sale del estudio y sus trucos para potenciarse junto a una orquesta sinfónica. Si un disco en vivo tiene sentido, aquí Portishead enaltece el formato y expande aún más la ambientación del trip-hop. El show se convierte en experiencia y todo cobra sentido.
26. Bursting Out – Jethro Tull (1978)
La gira en torno a Heavy Horses es la excusa ideal para repasar diez años de lucha por el blues inglés, el folk pastoral y la música progresiva con intensidad hard-rock. En el rol de entertainer, Ian Anderson conduce una cuadrilla de seguidores de Robin Hood y canta con dicción shakespeariana. Todos los clásicos de JT en un álbum doble que funciona como vademécum del rock británico.
27. Spinetta y las Bandas Eternas – Luis Alberto Spinetta (2010)
Para quienes lo siguieron y los que no por una cuestión generacional, Spinetta brindó uno de los conciertos más generosos jamás hechos: un show “en reversa” desde su presente solista, pasando por Jade, Invisible, Pescado Rabioso y finalizando con una versión a capela de “Muchacha” con Almendra. En cienco horas, Luis fue un ángel alado que destelló con su guitarra y su voz intacta; su gran regalo antes de apagarse.
28. Totale’s Turns (It’s Now Or Never) – The Fall (1980)
Grabado con la fidelidad de una lata de Heineken, así sonaba la apoteosis punk de The Fall cuando había que salir cada noche a retener el título por los suburbios de Londres. Rústico y exquisitamente disonante, podés hasta oler la humedad de cada sala donde se grabaron estas canciones, con Mark E. Smith atrincherado y maltratando al público entre tema y tema. Pura energía negativa.
29. Stop Making Sense – Talking Heads (1984)
Talking Heads eran estrellas del under cuando Jonathan Demme los filmó en un original show en vivo, que iniciaba con una versión acústica de “Psycho Killer” y seguía añadiendo un instrumento por canción. Una hora de show más tarde, el escenario estaba repleto, David Byrne lucía su icónico traje XXXL y el cuarteto saltaba a la fama como la banda más posmoderna de los ochenta.
30. Live – Donny Hathaway (1972)
Con su enorme rango vocal, su gran pasión y una banda sinuosamente jazzy, Donny Hathaway hizo uno de los discos definitivos de la era dorada del soul. El hijo pródigo de Chicago abre con una versión hipnótica de “What’s Goin’ On”, sigue con el ritmo latino de “The Ghetto” y hasta inyecta swing en “Jealous Guy” de Lennon, siempre enlazado al público en ceremonia. Una bella cápsula de tiempo al legado de brothers & sisters.
31. Trans – Karlheinz Stockhausen (1976)
El gurú de la electrónica se aproximaba al rock cuando alumbró esta obra emblemática, con una versión en estudio y otra en vivo. Si la primera es “prolija”, la segunda, grabada en 1971, entra en cortocircuito. Ominosas cuerdas levitan, bronces saltan como faunos y una brutal claqueta sube la temperatura. Al final, la mezcla de aplausos y abucheos son una muestra de lo que su música generaba en público.
32. Get Yer Ya-Ya’s Out! – The Rolling Stones (1970)
Como el infame show de Altamont capturado en el film Gimme Shelter, Ya-Ya’s recoge material grabado en los Estados Unidos a fines de 1969, uno de los períodos más fructíferos de los Stones. Con Mick Taylor plenamente establecido en primera guitarra, el quinteto recrea hits y temas del entonces inédito Let It Bleed en versiones bastante distintas a las de estudio, lo que hizo del disco un clásico de culto para la Patria Stone.
33. Agharta – Miles Davis (1975)
En In a Silent Way, el productor Teo Macero comenzó a emplear técnicas avant-garde, seleccionando pasajes de las grabaciones de Davis y compaginándolas en un disimulado collage. Agharta reproduce esa lógica con grabaciones en vivo, lo que resultó en un volcánico álbum tan exitoso que originó una secuela de discos igualmente formidables, como Pangaea, Dark Magus y Live at Fillmore.
34. Kicking Television – Live In Chicago – Wilco (2005)
En sus memorias, Jeff Tweedy reconoce que recién en la época de A Ghost Is Born (2004) superó la adicción a los calmantes que tomaba por sus jaquecas y ataques de pánico. La presentación del álbum mostró un renacimiento de Wilco y reveló el genio de Nels Cline en la guitarra, clave en las nuevas canciones de redención para solitarios del siglo XXI.
35. At The “Golden Circle” Stockholm – Ornette Coleman (1966)
Trabajando con una excepcional (e inusual) formación de trío, Ornette viajó con Charles Moffett (batería) y David Izenzon (contrabajo) a Estocolmo para registrar un par de fechas memorables. Entre la canción de cuna en “European Echoes” y la ambiental “Dawn”, con cuerdas frotadas y un excelso trabajo en platillos, Ornette muestra la faceta más íntima de su free-jazz.
36. Bullets For You – Blurt (1984)
La prensa comparaba a Ted Milton con Captain Beefheart y James Chance. Para diferenciarse, el saxofonista y vocalista inglés grabó este álbum visceral, con coros góticos, tambor mezclado al frente y su voz filtrada como un asesino cyberpunk. El ritmo es mecánico y machacante, un precedente de grupos industriales como Laibach.
37. Ruido Blanco – Soda Stereo (1987)
El tour presentación de Signos pasó por 41 ciudades latinoamericanas y dejó un registro bastante fiel a pesar de las intervenciones en la edición final. Es el comienzo de la Sodamanía bajo una estética visual cercana a Echo & the Bunnymen. Más dark-rock en los climas y tan pop como en el comienzo, Soda contagia a todo el continente con himnos imbatibles como “Final caja negra”.
38. Live At Leeds – John Martyn (1976)
John Martyn grabó este fabuloso show durante su pleno dominio del Echoplex, un temprano delay de cinta que conectaba a su acústica para generar un sonido envolvente. Sostenido en los polirritmos del baterista free-jazz John Stevens, el escocés expande sus clásicos con múltiples sonidos de guitarra y el paroxismo de su voz, alcanzando la cima en los 18 trascendentales minutos de “Outside In”.
39. Sweet Child – The Pentangle (1968)
El primer grupo folk en incorporar batería, Pentangle presentó su segundo disco con la mitad del set registrado en el Royal Albert Hall, que incluye canciones tradicionales inglesas, danzas, poemas medievales y hasta tributos a Moondog y Mingus. Tal fue el éxito de la fusión entre folk y jazz que Peter Blake, recién laureado por la portada de Sgt. Pepper, levantó la mano para diseñar el arte del álbum.
40. Caravan & The New Symphonia – Caravan (1974)
En 1973, del glorioso Caravan original sólo quedaba Pye Hastings, pero con el acompañamiento de una agrupación sinfónica el guitarrista fue capaz de reverdecer las mieles más dulces del sonido Canterbury. Clásicos como “The Love in Your Eye” y “For Richard” ganan con el particular tratamiento en esta perla negra de los discos live de rock progresivo.
41. Adiós Sui Generis – Sui Generis (1975)
“Madres, hijas, hermanas, van a escuchar el llanto del adiós”, canta Charly en una de las tantas crónicas sobre el final de Sui Generis. Dos funciones en la misma noche con un Luna Park repleto pusieron el rock argentino en la órbita de atención. Desprolijo, caótico y entrañable. Los discos –que se vendían por separado– significaron adorables escudos de resistencia en tiempos durísimos.
42. Live In Japan Part One & Two – Fenn O’Berg (2010)
Desafiando la idea de que tres computadoras no hacen un show en vivo, el trío integrado por los “glitchedélicos” Fennesz y Peter Rehberg, junto al todoterreno Jim O’Rourke, se entreveran en una excitante esgrima de estática y breves formas musicales. Imaginen el remix sonoro de algún combate entre los sables de luz de Star Wars y estarán cerca.
43. Execration That Accept To Acknowledge – Keiji Haino (1993)
Uno de los guitarristas más originales y extremos del Japón contemporáneo, Keiji Haino sublima el puro volumen de Blue Cheer por senderos que alternan entre la calma zen y la catarsis samurái. Este set solista grabado en Tokio muestra su visión en crudo, 40 minutos puntuados por el juego de tensión-liberación, donde hasta los silencios parecen feroces.
44. Band Of Gypsys – Jimi Hendrix (1970)
Desvinculado de la Experience y acompañado por las tendencias funk de Buddy Miles (batería) y Billy Cox (bajo), Jimi Hendrix usó dos shows en el Fillmore East para testear nuevo material y el disco se convirtió en una masterclass de guitarra. Hendrix apila pedales como wah wah y Octavia por primera vez, y en “Machine Gun” convierte el instrumento en un arma letal y deriva en uno de los solos más legendarios.
45. Live/Dead – Grateful Dead (1969)
Endeudados con su discográfica por sus costosos discos de estudio, los Dead hicieron un álbum en vivo que no sólo palió deudas sino que definió el sonido psicodélico de la Costa Oeste. Live/Dead revolucionó todo un estilo de zapada sónica representada en los 23 minutos de “Dark Star”, el track más emblemático del grupo.
46. Flashes From The Archives Of Oblivion – Roy Harper (1974)
Promocionado por una de las peores tapas de la historia, este doble álbum captura dispersas actuaciones del folk rocker acompañado por músicos como Jimmy Page, John Bonham, Keith Moon y David Bedford. Las extensas zapadas tienen sus momentos, pero lo mejor es el descontrolado delay en la acústica de Harper.
47. Live At La Foret – Bert Jansch (1980)
Habiendo sentado las bases para la guitarra folk en los sesenta, Bert Jansch tuvo un retorno triunfal a mediados de la siguiente década, y este disco, con selecciones de dos fechas de 1980, captura su magnífico esplendor. Acompañado por Martin Jenkins en violín, segunda voz y mandocello (una mandolina eléctrica), Bert repasa sus últimas creaciones con sobriedad y emoción.
48. Ummagumma – Pink Floyd (1969)
Con el bonus de un disco de estudio, el doble tercer álbum de Pink Floyd presenta a la banda en estado cósmico, habiendo aprendido las lecciones de Syd Barrett y proyectándolas a una estratósfera enrarecida. En especial, “Set the Controls for the Heart of the Sun” y “Careful with that Axe, Eugene” muestran el innovador balance de formas con una perversión jamás repetida.
49. Kick Out The Jams – MC5 (1969)
Bajo el grito de guerra Kick out the jams, motherfuckers!, se inicia uno de los discos más incandescentes del rock, el mayor precedente para todo álbum que deba escucharse a alto volumen. Entre consignas izquierdistas y anárquicas, los MC5 crearon una brasa que 55 años después continúa encendida, y que otorgó a Detroit el título de Capital Mundial del Rock & Roll Intenso.
50. Small Town Romance – Richard Thompson (1984)
A lo largo de tres fechas en NYC, el poeta cáustico del folk inglés revivió las agridulces historias de su catálogo con Linda Thompson y Fairport Convention, recreando el ambiente íntimo y entusiasta de Les Cousins, cuna del revival en Londres. Como un cruzado con su guitarra, Thompson embate hasta alcanzar la cumbre en el original que titula el disco, una obra maestra de virtuosismo, pasión y sobriedad.
51. At Fillmore East – The Allman Brothers (1971)
Los Allman Brothers no planearon hacer su tercer álbum en vivo, simplemente reconocieron que eran mejores sobre el escenario y, voilá, no estaban equivocados. Con dos guitarras, dos baterías, Gregg Allman en teclados y voz y el legendario Tom Dowd en la consola, el disco es sutil en su voracidad, un mix de blues, jazz y R&B que encabezará por siempre el podio del rock sureño.
52. Los Abuelos de la Nada en el Opera – Los Abuelos de la Nada (1985)
Casi un grandes éxitos, el disco en el Teatro Ópera de los Abuelos también funciona como el soundtrack del final de la primavera democrática. Internamente la banda vivía su propia hoguera de las vanidades, hacia afuera todo era fervor y rock latino de excelencia. Entre las novedades surge “Costumbres argentinas”, una maravilla pop que adelanta el futuro solista de Andrés Calamaro.
53. Rank – The Smiths (1988)
Grabado dos años antes y lanzado cuando el debut solista de Morrissey, Viva Hate, ya estaba en la calle, Rank es un tardío documento en vivo de la banda indie más importante de los ochenta. Con la energía al mango y Morrissey al borde de perder el aliento, la banda arranca con furia post-punk en “The Queen Is Dead” y jamás pierde filo en los 13 tracks subsiguientes.
54. Wheel Of Fire – Cream (1968)
Wheels of Fire es la crema de Cream. Junto a un disco en estudio con sus mejores experimentos, el disco en vivo muestra el poderío del trío en escena. Grabado en el mítico Fillmore, la audiencia sucumbe a la clase de batería de Ginger Baker en “Toad”, Jack Bruce brota inusitadas ráfagas de bajo en “Crossroads”, y en la demoledora “Spoonful” Eric Clapton pudre su guitarra como pocas veces podrás oírla.
55. Gotta Let This Hen Out – Robyn Hitchcock & The Egyptians (1985)
Grabado en el Marquee de Londres, Gotta Let This Hen Out! es un atípico set de Robyn Hitchcock. Famoso por sus extravagantes melodías y arreglos, aquí su música pasa a otro nivel gracias al enérgico tratamiento de los Egyptians, rockeando bien al frente en temas como “Kingdom of Love” y “My Wife and my Dead Wife”. Uno de los mejores discos en vivo de la new wave tardía.
56. Running On Empty – Jackson Browne (1977)
Browne y su banda grabaron las canciones de Running on Empty en escenarios, en el bus y en habitaciones de hotel, reflejando lo que es, en esencia, un disco sobre la vida en la ruta. Poniendo énfasis en la frescura del material antes que la elaboración de las canciones, el álbum decepcionó a los fans, pero ganó nuevos adeptos gracias a temas pegadizos como “You Love the Thunder” y el himno que titula el disco.
57. Performance Rockin’ The Fillmore – Humble Pie (1971)
Casi en oposición al R&B psicodélico de los Small Faces, Steve Marriott formó Humble Pie como una muscular y por momentos pastoral banda de rock, que en este doble en vivo muestra su faceta más desbordante. Pleno de riffs, piruetas vocales de Marriott y la chillona guitarra de Peter Frampton, Rockin’ the Fillmore es incandescente y desen-frenado; simplemente, uno de los mejores discos en vivo de los setenta.
58. Sabotage/Live – John Cale (1979)
A fines de los setenta, todo lo nuevo pasaba por el CBGB, y hacia allí fue John Cale, dispuesto a exterminar lo que quedaba de hippismo. El monumental rock de apertura, “Mercenaries (Ready for War)”, imagina una toma del Kremlin y las esquirlas de la Guerra Fría se extienden hasta “Sabotage” y “Evidence”, con “Baby You Know” como sensual contrapartida. Polaroids de una paranoia alucinante.
59. Document & Eyewitness – Wire (1980)
Intentando reproducir un espectáculo dadaísta, Wire hizo uno de los álbumes más extraordinarios allende el post-punk. Grabado en dos noches en el Electric Ballroom y Notre Dame Hall, el cuarteto puso a su mánager a provocar al público, la cantante Angela Conway circuló con un jet inflable y Graham Lewis usó un pato de goma para marcar el ritmo de “Eels Sang Lino”. Nunca fue el rock tan creativamente improvisado.
60. Live! – Fela Kuti & Africa ’70 with Ginger Baker (1971)
Con la participación del ex Cream para atraer al público rockero, Fela y su big band expanden su original mix de soul, jazz y ritmos afro a lo largo de cuatro tracks grabados en Londres. El nigeriano había entusiasmado con una aparición en el programa radial de John Peel, pero aquí, asistido por ingenieros de Abbey Road, la mezcla suena contundente, beneficiando la espacialización de Africa 70. Una revolución en marcha.
61. Stupidity – Dr. Feelgood (1976)
Es sólo rock’n’roll, pero nos gusta. Grabado en distintos conciertos de 1975, Stupidity fue el antídoto británico para el soft-rock llegado de California. Los chops angulares de Wilko Johnson friccionan con la voz aguardentosa de Lee Brilleaux, creando un tenso y sucio wall of noise primitivo que influyó a miembros de The Clash, Buzzcocks, Damned y toda la primera generación punk.
62. It’s Too Late To Stop Now – Van Morrison (1974)
¿Es negro? ¿Es chicano? No, es norirlandés. Desplegando una energía arrolladora, Van The Man repasa sus temas recientes, clásicos de Them y Sam Cooke, con la curaduría de quien sabe manejar los crescendos. Endemoniado, conduce a su banda y una sección de cuerdas como un James Brown celta, y cuando el público está a punto proyecta su film más personal, de regreso a la infancia en “Cypress Avenue”.
63. Dream Letter: Live In London 1968 – Tim Buckley (1990)
Tras su salto al folk improvisatorio en Happy/Sad, Buckley visitó Londres junto a su mano derecha, Lee Underwood (piano y guitarra eléctrica), y mostró una de las músicas más creativas de California. Danny Thompson, contrabajista invitado de Pentangle, refuerza el impulso jazzero de Buckley, que a esta altura ya controla un registro más grave y nos transporta a los mundos encantados de su voz única.
64. Space Ritual – Hawkwind (1973)
Definido por un afiche como “88 horas de daño cerebral”, Space Ritual es uno de los documentos definitivos del rock de los setenta. Excesivo, incandescente, por momentos operístico, en vivo Hawkwind era una mezcla de “banda trabajadora” con shows de luces, bailarinas desnudas y las letras sci-fi de Michael Moorcock. El clímax es “Orgone Accumulator”: quintaesencia de un rock cósmico capaz de erizar la piel.
65. Vivo acá – Divididos (2003)
Ahora tenemos mil discos en vivo del trío, pero este fue el segundo. Y fue distinto. Durante esta serie de shows en el Gran Rex, Divididos expandió su paleta de colores (erke, bandurria, saxo barítono) y puso sillas en el escenario. La versión de “Sisters”, con el acordeón de Semilla Bucciarelli y la guitarra de Juanchi Baleirón, sigue en el cielo: dorada y eterna.
66. Live… In The Heart Of The City – Whitesnake (1980)
Antes de centellear en el pop de los ochenta, Whitesnake fue una súperpotencia del hard-rock, y este doble grabado en el Hammersmith es un documento imprescindible del género. Aquí y allá, las guitarras de Bernie Marsden y Micky Moody pintan de soul harapiento al pavoneo de David Coverdale, hasta trascender en la épica “Ain’t No Love in the Heart of the City”, quizás el último gran himno de rock de estadios.
67. The Köln Concert – Keith Jarrett (1975)
Es el disco de piano más vendido de la historia y la prueba de que el éxito puede surgir de las limitaciones. Jarrett quería un Bösendorfer, pero la Opera House de Colonia le consiguió un piano herrumbrado que fallaba en los registros extremos. Con ingenio, Jarrett consiguió células que se engarzan azarosamente hasta construir verdaderas catedrales, una suerte de jazz espiritual que será imitado hasta nuestros días.
68. Live At Carnegie Hall – Bill Withers (1973)
Una noche lluviosa de 1972, Bill Withers salió al escenario más prestigioso de Nueva York y lo convirtió en el living de su casa en West Virginia. Bill canta sobre amigos y exnovias, evoca momentos con su abuela; pintando su aldea pinta el mundo y llega al clímax en “I Can’t Write Left-Handed”, racconto de un encuentro con un veterano de Vietnam que es, sin un eslogan, la canción definitiva sobre el conflicto.
69. Big World – Joe Jackson (1986)
Queriendo evitar las superproducciones de la época, Joe Jackson presentó sus nuevas canciones en dos shows, con la cláusula de que el público no moviera un músculo. Como resultado, los temas de Big World –un disco preglobalización que aborda Reaganomics y hasta la Guerra de Malvinas– suenan directos y ásperos, en permanente tensión hasta en las baladas. Quizás el mejor álbum de power-pop tardío.
70. July 15, 1972 – The Taj-Mahal Travellers (1972)
Liderados por el violinista Takehisa Kosugi, los Taj-Mahal Travellers fueron una agrupación psicodélica japonesa que encontró en este show grabado en Tokio su momento más abstracto. El violín, la armónica y la trompeta son electrónicamente procesados, pautados por percusión metálica, hasta evolucionar en un freak-out controlado, como La Monte Young en ácido.
71. Remember – The Fiery Furnaces (2008)
Con Matthew Friedberger en los instrumentos y su hermana Eleanor Friedberger en letras y voz, los Fiery Furnaces fueron una de las sensaciones del nuevo milenio, un dúo que acompasaba el garage-rock y el blues por vía del rock progresivo, con ingenio y sobre todo intensidad. Este triple LP, con shows de 2005 a 2007, muestra la faceta más osada del grupo, enhebrando canciones como un cut-up burroughsiano.
72. Songs In The Attic – Billy Joel (1980)
Seleccionando una serie de actuaciones, el poeta de la neurosis citadina finalmente se consagra aquí como “power baladista” supremo. Con el piano y su voz al frente de una ajustada banda, Billy Joel da el tratamiento definitivo a sus canciones de los setenta. Tanto en las baladas (“I’ve Loved These Days”) o el rock’n’roll (“Captain Jack”), las canciones destacan por un brioso wall-of-sound para que el show nunca decaiga.
73. Smell Of Female – The Cramps (1967)
Grabado en el Peppermint Lounge de Nueva York, con un inspiradísimo Kid Congo Powers en primera guitarra, Smell of Female presenta a los Cramps en su modo más bárbaro y shamánico. Con Lux Interior al borde del colapso en su reconstrucción vocal del rockabilly vía la psicodelia y el punk, el cuarteto la transpira en un par de originales, aparte de frenéticos covers de Hasil Adkins y The Count Five.
74. Live In Tokyo – Weather Report (1972)
Los teclados desquiciados de Joe Zawinul en “Vertical Invader”, trabados en mortal combate con el saxo de Wayne Shorter y la percusión étnica de Eric Gravatt, inauguran nuevas vistas de jazz-rock. Muy lejos de la amable fusión de Heavy Weather, el primer Weather Report fue una supernova de fuerza y excentricidad, reverenciada por gente como Fripp y Eno, que aún dicta cátedra sobre experimentación eléctrica.
75. Vivo – Virus (1986)
Habiendo redefinido la esencia del pop argentino con Locura (1985), Virus se embarcó en una extensa gira nacional que terminó con tres noches en Obras, en mayo de 1986, de las cuales se extrajo este disco. Aparte de incluir un “colado” de estudio esencial, “Imágenes paganas”, Vivo es un testamento de la elegancia del quinteto platense sobre las tablas, revisando “Pronta entrega” y “Wadu Wadu” con igual fluidez.
76. Live In Seattle – John Coltrane (1967)
Con la expansión de su cuarteto clásico a sexteto, esta actuación de septiembre del 65 es un punto de inflexión para Coltrane, en tránsito hacia sus discos más ambiciosos. Junto a tensos jazz modales como la versión de “Out of This World”, el grupo se lanza a delinear el futuro de la fire music en “Cosmos” y “Evolution”, con improvisaciones colectivas y las llamaradas de bronces de Trane, Pharoah Sanders y Donald Garrett.
77. Rockas Vivas – Zas (1985)
Un rotundo greatest hits de Miguel Mateos, Rockas vivas fue el disco más vendido (250 mil copias) del rock argentino hasta El amor después del amor, y no hubo lugar donde no sonara en 1985. Fue, sin duda, un álbum bisagra: Zas lograba instalar la idea de un rock sin barreras, consumible. Al año siguiente, Mateos grababa en Los Ángeles y Soda en Sudamérica. Ya no existían prejuicios entre el rock nacional y el pop.
78. Live At The Old Quarter, Houston, Texas – Townes Van Zandt (1977)
Se dice que músicos callejeros y profesionales iban a testearse a este reducto de 35 m2 situado en lo más picante de Houston, y que ninguno brilló como Townes Van Zandt. Grabado con un micrófono de ambiente para acrecentar la magia in situ, Townes desgrana su emotivo country blues en un ambiente donde podés oler el polvo de la ruta y la amargura de la cerveza. Uno de los mejores sets intimistas jamás hechos.
79. Yessongs – Yes (1973)
Por años, el álbum triple se comió los ahorros de muchos seguidores de Yes. La desmesura captó el mejor momento del quinteto inglés, etapa que concluye con la edición de Close to the Edge (72). Relevante muestra de rock sinfónico que llenaba estadios cantando sobre viajes astrales, abusaba de la exhibición instrumental y abría sus shows con una suite de Igor Stravinsky.
80. Live Seeds – Nick Cave & The Bad Seeds (1993)
La gira salvaje 92/93 retrata a los Bad Seeds en estado de mutación. El nervio post-punk se transforma en una pequeña orquesta de hombres de negro conducidos por un cantor parado en el borde del escenario, un cazador de almas metiendo miedo a las primeras filas. La pandilla agita tempestades o convierte la tragedia en belleza como si en cada giro lírico-instrumental se le fuese la vida.
81. Vital – Van der Graaf (1978)
El álbum doble significó el final para la banda liderada por Peter Hammill y también uno de los mejores discos en vivo de todos los tiempos. Oscuro, denso y por momentos violento, Vital parece resumir el legado punk que Hammill anticipó con su enorme disco solista Nadir’s Big Chance (1975). Luca Prodan estuvo ahí y siempre repetía que en el Marquee escuchó la música del mañana.
82. How The West Was Won – Led Zeppelin (2003)
“Esto es Led Zeppelin en su mejor momento y una ilustración de cómo fue conquistado el Oeste”, dice Jimmy Page en el booklet de How the West Was Won. El CD triple recupera dos conciertos de la gran nave británica y archiva definitivamente al poco fiel The Song Remains the Same. El tour por EE.UU. de 1972 incluyó habitaciones de hotel destrozadas, peleas con hampones y varios shows memorables.
83. Live and Dangerous – Thin Lizzy (1978)
Un maravilloso truco de laboratorio gracias a la pericia de Tony Visconti. El volumen descarado de las guitarras mellizas de Thin Lizzy obligó a regrabar la voz y el bajo de Phil Lynott. Cuenta la leyenda que, salvo el público y la batería, todo el set se repitió en el estudio. Poco importó; desde Pappo a Iron Maiden, entre muchos otros, querían sonar en vivo como la banda del morocho irlandés.
84. Metallic ‘KO – Iggy Pop & The Stooges (1976)
Una botella de cerveza estalla sobre la guitarra de James Williamson, Iggy insulta a unos motoqueros que se la tienen jurada y en el medio de la trifulca un pibe capta todo con su grabador de cinta abierta. El registro pirata terminó como el mejor testimonio de honestidad brutal de la historia del rock, también significó un manual de estilo y actitud para la generación punk.
85. Insoportablemente vivo – La Renga (2001)
Si nos esforzamos, casi se pueden oler el porro y los choripanes. Era mayo de 2001. El iceberg estaba a sólo siete meses, si es que ya no lo habíamos chocado. Para presentar La esquina del infinito, el trío de Mataderos abrió este concierto monstruoso con el rugido de “Panic Show”. ¿Cómo suena después de Milei?
86. Live at Leeds – The Who (1970)
Pete Townshend adoraba los discos piratas de los Who, en los que los vúmetros saltaban como pruebas de verdad. Desde la tapa, la selección de temas y el crudo registro, Live at Leeds es un homenaje a los bootlegs cuando la banda dominaba al mundo. Ensamble, volumen y dinámica, un testimonio tan emotivo como los gloriosos 15 minutos de “My Generation”.
87. Live! – The Police (1995)
The Police en Obras (1980) marcó el clic inicial de varias carreras artísticas, entre ellas la de Gustavo Cerati. Nacidos para ampliar las limitaciones del punk-rock, el trío reinventó la new wave y esa marca domina el disco 1 con un show demoledor (1979). Cuatro años después, todo es precisión, golpes de efecto y pop para grandes estadios como sucede en el disco 2, registrado en Atlanta.
88. Shadows & Light – Joni Mitchell (1980)
Más allá del notable aporte al mejor inventario folk-
rock, las pinturas de la Mitchell toman el jazz como nuevo idioma expresivo y es Shadows & Light la confirmación de un estilo a partir del jazz-pop
confesional. Junto a una banda soñada (Pastorius, Metheny, Alias, Mays, Brecker), Joni tocó el cielo con las manos una noche de septiembre de 1979 en el Santa Barbara Bowl de California.
89. 101 – Depeche Mode (1989)
Luego de siete años de crecimiento sostenido y seis discos editados, DM alcanzó su primera cumbre ante 70 mil seguidores en Pasadena, lo más cercano a las imágenes de histeria provocada por la lejana british invasion.El triunfo de las sinfonías para adolescentes con sintetizadores cerró el tour con el show 101 y también aportó un título capicúa para enmarcar la hazaña.
90. Wings Over America – Wing (1976)
Los primeros años pos-Beatles no resultaron agradables para McCartney, solo o con Wings soportó críticas durísimas. La ambiciosa edición de Wings over America lo reconcilió con su pasado y mostró un vigor solista abrumador. Varios clásicos de los Fab Four, lo mejor de Band on the Run y la extraordinaria versión de “Maybe I’m Amazed” brillan en el disco triple de tapa hiperrealista.
91. Live / 1975/1980 – Bruce Springsteen (1986)
The Boss creó su razón artística sobre el escenario. Épicos y de largo aliento, los shows de Springsteen ya eran legendarios cuando crecía en público durante la gira de Born to Run (1975). Esta caja quíntuple (¡!) se acerca a las cuatro horas que duran sus shows. Fue número uno en ventas en Estados Unidos y otros países, y sigue siendo un vívido retrato emocional de diez años en la vida de Bruce.
92. Oil on Canvas – Japan (1983)
Las pinturas de Frank Auerbach, el fantasma de Mishima y un halo de misticismo oriental forman la cosmogonía de Japan. Justo en el momento en que la banda inglesa alcanzaba cierto reconocimiento, Oil on Canvas queda como el testimonio final del grupo creado por David Sylvian que les enseñó a los new romantics quién era Erik Satie y como convertir el groove en una herramienta dark.
93. At the Budokan – Cheap Trick (1978)
Antes de llegar al Budokan Arena, Cheap Trick era una banda más de la escena power-pop yankee. Todo cambió cuando unos periodistas japoneses los vieron telonear a Queen en Boston. Las crónicas laudatorias y una ayudita de la discográfica provocaron el desembarco en Tokio. Éxito e histeria colectiva para un disco en vivo que hizo escuela en materia de formato y marketing vendedor.
94. Viva! – Roxy Music (1976)
Antes de ubicar a Roxy Music en un compás de espera, Bryan Ferry curó el primer álbum en vivo del grupo basándose en grabaciones realizadas entre 1973 y 1975, shows en los que no aparece Brian Eno. Queda claro el rumbo, pero hay lugar para cumbres fundacionales como “If There Is Something”. Lo único malo de Viva! es su duración, la gran nave de art-pop merecía un álbum doble.
95. Sinatra at the Sands – Frank Sinatra (1966)
A priori, no se puede poner mejor. Acompañado por el ensamble de Count Basie, La Voz subió al escenario del hotel de Las Vegas bajo la conducción y los arreglos de Quincy Jones. Así, mientras la generación de Acuario ponía patas para arriba el planeta, estos tipos tomaban margaritas y tocaban standards como si fueran la orquesta del titanic. A su modo, lo eran.
96. Respuesto de fe – Babasónicos (2017)
Si querían un souvenir, vayan a una mercería. En el preciso momento en el que se convertía de una vez y para siempre en un clásico, la banda decidió reconstruir su repertorio como si fuera un Cubo Rubik. El resultado fue una criatura extraña, capaz de tomarse todo el tiempo del mundo (los seis minutos de “Posesión del tercer tipo”, por ejemplo) para matar.
97. Absolutely Live – The Doors (1970)
Si bien recoge grabaciones de aquí y allá, la mayor parte de este doble viene de los conciertos de enero de 1970 en el Felt Forum de Nueva York. Sin la restricción del estudio, el cuarteto está a sus anchas: aborda la suite completa de “Celebration of the Lizard”, versiones de Bo Didley y tres o cuatro inéditos. ¿Afuera nevaba? Porque adentro era un sauna.
98. The Concert In Central Park – Simon And Garfunkel (1982)
Es como si los Redondos finalmente se reunieran e hicieran un concierto gratis en el bosque platense. Después de una década de separación, el dúo arquetípico de la canción neoyorquina ofreció un concierto en el célebre pulmón verde de la Gran Manzana el último día del verano de 1981. Asistió medio millón de personas, pero la intimidad era total.
99. Live at the Royal Albert Hall – Arctic Monkeys (2018)
El domo. Los bloques de terracota. Los ladrillos rojos de Fareham. El friso ornamental de mosaico destinado a representar “El Triunfo de las Artes y las Ciencias”. La banda de Sheffield aprovechó el mood de Tranquility Base Hotel & Casino para volver a los espacios cerrados e hizo este show histórico en el Royal Albert Hall. Nadie les gritó traidores.
100. A Live Record – Camel (1978)
Camel tuvo su foto de gloria con el disco doble que revisa dos años en la ruta (75-77). Más cerca del sonido Canterbury que de los excesos progresivos, la banda liderada por la guitarra de Andrew Latimer y los teclados espaciales de Peter Bardens se animó –en el Royal Albert Hall– a recrear la obra conceptual The Snow Goose junto a la Orquesta Sinfónica de Londres y salir ilesa del experimento.